Mira, concebirás y darás a luz un hijo,
a quien llamarás Jesús.
(Lc 1, 31)
Cuando contemplo el brillo de mi aldea
bajo el sol que se ríe con la fuente,
o el trigo que se mece blandamente
y promete nacer mientras verdea;
cuando escucho a José que carpintea
una cuna de olivo, oigo a la gente
que me sabe feliz porque presiente
una ola de luz con tu marea…,
cierro los ojos y palpo tu presencia
en este santuario de mi seno
oh, mi Niño, te siento en mi regazo,
y te escucho latir con la querencia
de un vacío que nunca estuvo lleno,
y un mundo desvalido sin tu abrazo.
J.S. Bach: Cantatas de Adviento
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