viernes, 25 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad 2009!







Oratorio de Navidad. Juan Sebastián Bach
 




jueves, 17 de diciembre de 2009

El chocolate en la Historia del Arte

 
 


La taza de chocolate. Auguste Renoir (siglo XIX. Impresionismo. Francia)


 
Mujer haciendo chocolate. Arte Precolombino (Maya)



Chocolate caliente. Raimundo de Madrazo y Garrieta (siglo XIX. Realismo. España)




 La bella chocolatera. Jean-Étienne Liotard (siglo XVIII. Rococó. Suiza)



 Bodegón del chocolate. Luis Meléndez (siglo XVIII. Barroco. España)
 
 
 

lunes, 14 de diciembre de 2009

Profiteroles







Ingredientes principales

75 g de harina
65 g de mantequilla
1 ¼ dl de agua
4 huevos
½ litro de nata montada
1 pizca de sal
Huevo batido
Crema pastelera
#PARA LA SALSA#
1 tableta de chocolate para fundir
Nata montada


Receta de: Iñaki Oyarbide


Preparación de la receta


-Poner a hervir el agua con la sal y la mantequilla unos 2 minutos; esta última deberá estar disuelta antes de que comience el hervor.
- Retirar el cazo del fuego e incorporarle de golpe toda la harina, tamizada previamente. Remover con la espátula hasta que la masa quede lisa y sin grumos.
- Volver a colocar el cazo sobre el fogón, a fuego medio durante unos 4 minutos; no dejar de remover, hasta que la masa no sea compacta y se separe de las paredes. Debe quedar muy espesa, de manera que resulte trabajoso moverla con la espátula.
- Posteriormente, retirarla del fuego y dejarla que temple unos minutos.
- Añadirle los huevos uno a uno; después, integrarlos a la mezcla removiendo enérgicamente con la espátula hasta conseguir una masa homogénea.- Introducir el resultado en una manga pastelera de boca ancha.
- A continuación, formar los profiteroles del tamaño deseado (preferiblemente del de una nuez) y colocarlos sobre una placa de horno untada con mantequilla.
- Pintarlos con el huevo batido, utilizando para ello un pincel de cocina.
- Precalentar el horno a 160 grados y hornearlos durante 3 ó 4 minutos. Sacarlos y dejarlos enfriar; luego, hacerles un pequeño corte lateral.
- Por último, utilizando una manga pastelera de boca estrecha, introducir el relleno deseado (nata montada, crema de cacao o crema pastelera) por el corte practicado.
- Para elaborar el chocolate, fundirlo en crudo a fuego muy suave (o al baño María), y remover con la espátula durante 2 minutos sin dejar que hierva.
- Rociar los profiteroles rellenos de nata con chocolate caliente.





miércoles, 9 de diciembre de 2009

Peras al chocolate








Peras al chocolate en el programa Canal Cocina, del cocinero Iñaki Oyarbide. Deliciosas


Ingredientes principales
 
150 g de cobertura de chocolate
2 vasos de leche
200 g de azúcar
3 peras
Una rama de canela
Una rama de vainilla


Preparación de la receta
 
- Pelar las peras (dejándoles el rabito) y cocerlas en la leche con el azúcar, un palo de canela y una rama de vainilla.
- Por otro lado, fundir el chocolate en la leche.
- Servir las peras con el chocolate fundido y, opcionalmente, con helado de vainilla.



 

lunes, 7 de diciembre de 2009

Crêpes de chocolate







Ingredientes

125 gramos de harina
100 cl de leche
25 gramos de mantequilla
2 huevos
1 ramita de canela


Preparación


Batimos los huevos, añadimos la leche y la mantequilla con un toque de microondas. Sin preocuparnos por los grumos, añadimos la harina, un poquito de sal, una cucharada sopera de azúcar y chartreuse (o Cointreau) y lo removemos bien.
Para evitar los grumos lo colaremos todo. Y cuando está colado, añadimos la ramita de canela y lo dejamos en la nevera un par de horas.
Untamos una sartén con mantequilla y echamos la masa de crêpes sin preocuparnos por el primero porque lo vamos a tirar. Sólo nos sirve para preparar la sartén.
Vamos con el bueno. Tres cucharadas soperas de la masa de crêpes, lo distribuimos bien por la sartén. Cuando empiezan a marronear los laterales le damos la vuelta. Sólo queda rellenar las crêpes.


Y de postre, uno de chocolate.

Ingredientes

3 huevos, 3 tazitas de leche, 3 cucharadas de azúcar, 9 cucharadas de harina, una pizca de sal, 100 gr. de chocolate, levadura.

Preparación

Se baten los huevos y se les añade la leche, el azúcar, la sal, la levadura y la harina. se funde aparte el chocolate y se le añade también. Se deja reposar la mezcla una hora y luego ya se pueden hacer las crêpes en una sartén untada de aceite. Se sirven con nata y un poco de canela.






Historia del chocolate








Fue el pueblo mexicano Olmeca (1500 a 400 aC) quien comenzó a elaborar el chocolate en forma de bebida mediante la molienda de las semillas del árbol del cacao, mezcladas al agua y adornadas de especias, guindillas y de hierbas. Pero veremos que España tuvo mucho que ver en la introducción del chocolate en el resto del mundo.

Más tarde, los mayas y aztecas valoraron tanto las semillas de cacao por sus cualidades nutritivas que las convirtieron en moneda. Para ellos, el cacao se trataba de un regalo de los dioses. Perfeccionaron la preparación del chocolate. Las semillas eran primero tostadas y luego trituradas para hacer una pasta que después se mezclaba con agua. Esta mezcla se calentaba hasta que la manteca o grasa del cacao subía a la superficie. Se le quitaba la espuma y luego se volvía a mezclar con la bebida y se batía y se especiaba para tomar en frío. El chocolate gustaba por ser una bebida sumamente energética pero también muy amarga y picante.





Ya en el siglo XVI, gracias a la expedición de Cristóbal Colón a América, los navegantes europeos fueron obsequiados con el chocolate, que entonces no gustó mucho precisamente por ese sabor amargo y picantón. De hecho, la conquista del chocolate por los europeos tuvo lugar en 1519, con la llegada de Hernán Cortés a México. Los aztecas pensaron que Cortés era la reencarnación del Dios y el emperador Moctezuma le ofreció chocolate en un vaso de oro. El conquistador español pronto se dio cuenta del valor nutritivo de esta bebida ya que que permitía a sus soldados resistir todo el día sin tomar ningún otro alimento. El alimento de los dioses de la mitología azteca aparece por primera vez referido en nuestra cultura, en una carta de Hernán Cortés ( 30-10-1520 ) que dice así:
es una fruta como almendras, que ellos venden molida, y tienen en tanto que se trata por moneda en toda la tierra y con ella se compran todas las cosas necesarias en los mercados y otras partes”

Se cuenta que junto a Hernán Cortés viajaba Fray Aguilar, de la Orden del Cister, el cual hizo llegar el cacao al Abad Antonio de Álvaro, que residía en el Monasterio de Piedra de Zaragoza, donde de esta forma se elaboró el chocolate por primera vez en Europa.
Cuando en Francia se instituyó la Orden de Trapa, rama de la cisterciense, el chocolate continuó su difusión entre la Iglesia europea, como se puede comprobar a través de las distintas chocolaterías de los monasterios europeos como el de Poblet.




Pero no sólo el poder eclesiástico se apuntó a la moda del chocolate. La corte también se apuntó a difundir lo delicioso y nutritivo que era el chocolate, ya que incluso se hizo bebida oficial de la Casa Real francesa a través de la boda de la infanta española María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, con Luis XIV, hecho que también sirvió en la extensión del chocolate desde Francia hacia el resto de Europa.

Durante el siglo XVII el cacao fue estudiado y difundido a través de diversos tratados y manuales. A finales del siglo ya se podían ver las chocolaterías por las calles de Madrid, París o Londres, en las que el chocolate se endulzaba con miel, azúcar y suaves especias como la vainilla o la canela para adaptarlo al gusto de los europeos y eliminar su amargor y picor.





Un siglo después, el cacao continúa su apogeo comercial. En Norteamérica se fundó la primera fábrica para procesar el cacao y los franceses pusieron de moda los bombones.





A principios del siglo XIX, se empezó la fabricación de las tabletas de chocolate tal y como las conocemos a través de industriales suizos avanzaron en la maquinaria para hacer el chocolate. Entre los empresarios del chocolate más famosos del mundo encontramos a Philiph Suchard, Daniel Peter, Henri Nestlé y Jean Tobler, algunas de cuyas marcas hoy cotinúan vivas.


 
 
 
 
 
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