James Brown, padre del Funk y Soul y el gran tenor Luciano Pavarotti: It's a Man's Man's Man's World (Este es un mundo de hombres).
Paul McCartney y Bruce Springsteen: I Saw Her Standing There (La vi ahí parada), es una canción compuesta por John Lennon y Paul McCartney, el ¡rock and roll! y Twist And Shout (Twist y grita), compuesta por Phil Medley y Bert Russell. Esta es la versión de los Beatles.
Para esta canción, Melody Unchained, Melodía desencadenada. Es una de las canciones con más versiones del siglo XX. Nadie ha logrado superar, ni superará, la versión de los Righteous Brothers (1965).
¡Feliz fin de semana!
Imagen y texto de Marguerite Yourcenar tomados del blog Sureando. Gracias, mi querida Beatriz.
"... la calle entera se eleva me abraza y me da calor ..."
Para una tarde de lluvia, esta canción que siempre me la recuerda, con una de las mejores voces graves que he escuchado...
Y un poema ...
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro.
Octavio Paz
Mucha poesía ha sentido la tentación del silencio. Porque el poema tiende por naturaleza al silencio. O lo contiene como materia natura. Poética: arte de la composición del silencio. Uno poema no existe si no se oye, antes que su palabra, su silencio.
José Ángel Valente
Cy Twombly
Tú eres el agua oscura que mana por dentro de la roca. Tú eres el agua oscura y entrañable que va corriendo bajo la tierra, ignorada del sol, de la sed de los que rastrean la tierra, de los que ruedan por la tierra. Tú eres agua virgen sin destino y sin nombre geográfico; tú eres la frescura intocada, el trémulo secreto de frescura, el júbilo secreto de esta frescura mía que tú eres, de esta agua honda que tú has sido siempre, sin alcanzar a ser más nada que eso; agua negra, sin nombre... ¡Y apretada, apretada contra mí!
Dulce María Loynaz
"La poesía es algo que anda por las calles. Que se mueve, que pasa a nuestro lado. Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas. Se pasa junto a un hombre, se mira a una mujer, se adivina la marcha oblicua de un perro, y en cada uno de estos objetos humanos está la poesía. Por eso yo no concibo la poesía como una abstracción, sino como una cosa real, existente, que ha pasado junto a mí. Todas las personas de mis poemas han sido. Lo principal es dar con la llave de la poesía".
Juana I de Castilla, tercera hija de los Reyes Católicos, nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479.
Sus padres, con una política matrimonial diseñada, planificaron su boda con el archiduque Felipe, el Hermoso, primogénito de Maximiliano de Austria y María de Borgoña, con quien se casó el 20 de octubre de 1496. Del matrimonio entre Felipe y Juana nacieron seis hijos: Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina.
Tras la muerte de sus hermanos Juan e Isabel, y su sobrino Miguel de Portugal en 1500, Juana se convirtió en la heredera de Castilla y León y Aragón. A la muerte de su madre, Isabel la Católica, en 1504 fue proclamada reina de Castilla y León junto a su esposo; y a la de su padre, Fernando el Católico, en 1516 pasó a ser nominalmente reina de Navarra y soberana de la corona de Aragón. Su madre Isabel la nombró heredera en su testamento, aunque especificó que, en caso de ausencia o incapacidad, administrase el reino Fernando el Católico hasta la mayoría de edad de su nieto, el futuro Carlos I.
Por lo tanto, el 25 de enero de 1516, se convirtió teóricamente en la primera reina de las coronas que conformaron la actual España.
Desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas. Fue apodada «la Loca» por una supuesta enfermedad mental alegada por su padre y por su hijo para apartarla del trono y mantenerla encerrada en Tordesillas de por vida. Se ha escrito que la enfermedad podría haber sido causada por los celos hacia su marido y por el dolor que sintió tras su muerte.
Elegía a Doña Juana la Loca
Princesa enamorada sin ser correspondida.
Clavel rojo en un valle profundo y desolado.
La tumba que te guarda rezuma tu tristeza
a través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.
Eras una paloma con alma gigantesca
cuyo nido fue sangre del suelo castellano,
derramaste tu fuego sobre un cáliz de nieve
y al querer alentarlo tus alas se troncharon.
Soñabas que tu amor fuera como el infante
que te sigue sumiso recogiendo tu manto.
Y en vez de flores, versos y collares de perlas,
te dio la Muerte rosas marchitas en un ramo.
Tenías en el pecho la formidable aurora
de Isabel de Segura. Melibea. Tu canto,
como alondra que mira quebrarse el horizonte,
se torna de repente monótono y amargo.
Y tu grito estremece los cimientos de Burgos.
Y oprime la salmodia del coro cartujano.
Y choca con los ecos de las lentas campanas
perdiéndose en la sombra tembloroso y rasgado.
Tenías la pasión que da el cielo de España.
La pasión del puñal, de la ojera y el llanto.
¡Oh princesa divina de crepúsculo rojo,
con la rueca de hierro y de acero lo hilado!
Nunca tuviste el nido, ni el madrigal doliente,
ni el laúd juglaresco que solloza lejano.
Tu juglar fue un mancebo con escamas de plata
y un eco de trompeta su acento enamorado.
Y, sin embargo, estabas para el amor formada,
hecha para el suspiro, el mimo y el desmayo,
para llorar tristeza sobre el pecho querido
deshojando una rosa de olor entre los labios.
Para mirar la luna bordada sobre el río
y sentir la nostalgia que en sí lleva el rebaño
y mirar los eternos jardines de la sombra,
¡oh princesa morena que duermes bajo el mármol!
¿Tienes los ojos negros abiertos a la luz?
O se enredan serpientes a tus senos exhaustos…
¿Dónde fueron tus besos lanzados a los vientos?
¿Dónde fue la tristeza de tu amor desgraciado?
En el cofre de plomo, dentro de tu esqueleto,
tendrás el corazón partido en mil pedazos.
Y Granada te guarda como santa reliquia,
¡oh princesa morena que duermes bajo el mármol!
Eloísa y Julieta fueron dos margaritas,
pero tú fuiste un rojo clavel ensangrentado
que vino de la tierra dorada de Castilla
a dormir entre nieve y cipresales castos.
Sepulcro de Juana I. Bartolomé Ordoñez. Catedral de Granada
Granada era tu lecho de muerte, Doña Juana,
los cipreses, tus cirios; la sierra, tu retablo.
Un retablo de nieve que mitigue tus ansias,
¡con el agua que pasa junto a ti! ¡La del Dauro!
Granada era tu lecho de muerte, Doña Juana,
la de las torres viejas y del jardín callado,
la de la yedra muerta sobre los muros rojos,
la de la niebla azul y el arrayán romántico.
Princesa enamorada y mal correspondida.
Clavel rojo en un valle profundo y desolado.
La tumba que te guarda rezuma tu tristeza
a través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.
Federico García Lorca
Juana murió el Viernes Santo de 1555. Al final, la cautiva de Tordesillas escapó de su cautiverio. Sus últimas palabras fueron: “Jesucristo crucificado sea conmigo”.