lunes, 29 de septiembre de 2008

La miel en verso







Multitud de la abeja!
Entra y sale
del carmín, del azul,
del amarillo, de la más suave suavidad del mundo:
entra en una corola precipitadamente,
por negocios,
sale con traje de oro
y cantidad de botas amarillas
Perfecta
desde la cintura
el abdomen rayado
por barrotes oscuros,
la cabecita
siempre
preocupada
y las
alas
recién hechas de agua
entra
por todas las ventanas olorosas,
abre
las puertas de la seda,
penetra por los tálamos
del amor más fragante,
tropieza
con
una
gota
de rocío
como con un diamante
y de todas las casas
que visita
saca
miel misteriosa,
rica y pesada
miel, espeso aroma,
líquida luz que cae en goterones
hasta que a su
palacio
colectivo
regresa
y en los góticos almacenes
deposita
el producto
de la flor y del vuelo
el sol nupcial seráfico y secreto! [...]

Y propagad
la miel
sobrepasando
los continentes húmedos, las islas
más lejanas del cielo
del Oeste.

Sí:
que la cera levante
estatuas verdes,
la miel
derrame
lenguas
infinitas,
y el océano sea
una
colmena,
la tierra
torre y túnica
de flores,
y el mundo
una cascada
cabellera,
crecimiento
incesante
de panales!


Oda a la abeja. Pablo Neruda





viernes, 26 de septiembre de 2008

Delicioso postre con miel





..


Un postre muy fácil y exquisito.
 Y de propina una ensalada.




jueves, 25 de septiembre de 2008

Los filósofos griegos y la miel





Hombre recogiendo miel. Cueva de la Araña


La miel figura en un lugar destacado de la historia de la humanidad. Sus orígenes se remontan al 7000 a.c, si nos basamos en las representaciones rupestres de la Cueva de la Araña en Bicorp (Valencia), en la que se muestra una escena con un hombre  recolectando miel y, a su alrededor, abejas revoloteando.

Pero es en la Antigua Grecia donde alcanza un lugar preponderante no sólo en la alimentación, sino en rituales cotidianos y medicina. Los filósofos griegos ya nos dejaron testimonios de sus cualidades.

Pitágoras fue uno de sus consumidores más devotos, de tal manera que en su dieta vegetariana sólo consumía pan, miel y vegetales (según las noticias de Diógenes Laercio), y atribuía su longevidad (vivió 90 años) al consumo de este alimento.

También entre los filósofos presocráticos encontramos como consumidor habitual a Demócrito, igualmente muy longevo.

Demócrito de Abdera decidió, ya viejo, dejar este mundo y prescindió del alimento cotidiano, pero como se acercaban las fiestas, las mujeres de su casa le suplicaron que no muriera hasta que acabaran, para poder así celebrarlas. Accedió y mandó que le sirviesen un cuenco lleno de miel. Demócrito sobrevivió los días necesarios consumiendo únicamente su ración de miel; pasados esos días dejó de comer miel y murió. A Demócrito siempre le había gustado la miel; le preguntaron una vez cómo se podría llevar una vida saludable, y respondió:
 "Regando el interior con miel y el exterior con aceite”.



Jenófanes de Colofón, considerado el fundador de la teología filosófica, nos deja estos versos sobre los límites del conocimiento humano.

Su observación sobre la miel confirma su creencia en la limitación del conocimiento humano, así como el contraste entre el conocimiento divino y humano:

"La verdad segura sobre los dioses y sobre todas las cosas de las que hablo no la conoce ningún humano y ninguno la conocerá. Incluso aunque alguien anunciara alguna vez la verdad más acabada, él mismo no podría saberlo: todo está entreverado de conjetura.

Desde el principio los dioses no revelaron todo a los mortales, pero éstos, buscando, en el curso del tiempo encuentran lo mejor. Si Dios no hubiera decidido hacer la amarillenta miel, más de uno pensaría que los higos son mucho más dulces".

Heráclito, el filósofo de los contrarios, manifestaba que la miel era "dulce y amarga a la vez".

En la Época Clásica, Platón conecta la miel con las fuentes que dan inspiración poética (Ion, 354 a-b):
"Pues ciertamente nos dicen los poetas que nos ofrecen los cantos que, como abejas, liban de las fuentes de las que fluye miel en algunos jardines y sotos de las Musas, revoloteando ellos también del mismo modo".
Su discípulo, Aristóteles, afirmaba que la miel "está dotada de propiedades que contribuyen al fortalecimiento de la salud y la prolongación de la vida".


Trías (Ninfas)


Las referencias en la Mitología son también numerosas. Ya Zeus, el dios supremo del Olimpo, fue alimentado con miel en su niñez y, entre las Ninfas, las llamadas Trías (muchachas-abejas), revoloteaban nutriéndose de los panales del Parnaso, y sólo cuando habían tomado miel entraban en trance profético, y en caso contrario sus profecías eran engañosas.





Formaba también parte de los ritos de la vida cotidiana en las llamadas libaciones, consistentes en derramar vino, agua y miel sobre un altar o directamente al suelo, mientras se pronunciaba una oración.

Se realizaban en ocasiones como la partida o llegada de alguien, en las horas que precedían al sueño, en banquetes y actos solemnes de la ciudad.

Sin duda, las propiedades de la miel han sido muy apreciadas en todas las culturas.






viernes, 19 de septiembre de 2008

El Canto de la miel: Federico García Lorca







La miel es la palabra de Cristo,
El oro derretido de su amor.
El mas allá del néctar,
La momia de la luz del paraíso.

La colmena es una estrella casta,
Pozo de ámbar que alimenta el ritmo
De las abejas. Seno de las campos temblorosos
de aromas y zumbidos

La miel es la epopeya del amor,
la maternidad de lo infinito.
Alma de sangre doliente de las flores
condensada a través de otro espíritu.

(Así la miel del hombre la poesía
que mana de su pecho dolorido,
de un panal con la cera del recuerdo
formado por la abeja de lo intimo)

La miel es la bucólica lejana
Del pastor, la dulzaina y el olivo,
Hermana de la leche y las bellotas,
Reina suprema del dorado siglo.

La miel es como el sol de la mañana,
tiene toda la gracia del estío
y la frescura vieja del otoño.
Es la hoja marchita y es el trigo.

¡Oh divino licor de la humildad,
sereno como un verso primitivo!

La armonía hecha carne tú eres,
El resumen genial de lo lírico.
En ti duerme la melancolía,
El secreto del beso y del grito.

Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.




Para el que lleva la pena y la lira,
eres sol que ilumina el camino.
Equivales a todas las bellezas,
Al color, a la luz, a los sonidos.

¡Oh! Divino licor de esperanza,
donde a la perfección del equilibrio
llegan alma y materia en unidad
como es la sitia cuerpo y luz de Cristo.

Y el alma superior es de las flores,
¡Oh licor que esas almas has unido!
El que te gusta no sabe que traga
Un resumen dorado del lirismo.


Federico García Lorca (1918)






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