lunes, 30 de mayo de 2016

Sin salida




El corazón está a punto de romper a hablar.
 ¿Qué es el corazón?
 Es el ritmo, es el latido.
 Luego viene la música. 

María Zambrano



Lillian Bassman



Me miras. Te sonríes. Anochece.
Entro en un corazón.
 Y lo sé sin salida. 

José Luis García Martín, Trampa mortal





jueves, 26 de mayo de 2016

Como si fuera mediodía






Dormía 
 y él penetró en mi sueño 
 y me robó el sueño que soñaba. 
 Y como dueño se asentó en mí 
 y con tal fuerza me amó 
 que desperté a medianoche 
como si fuera mediodía.

Clara Janés








miércoles, 25 de mayo de 2016

La tentación del geómetra







Soy de letras pero amo la geometría :
el rombo de Michaelis, los hemisferios
de las nalgas y su elipsis sagrada,
las abultada perfección de la vulva
o la curva del empeine, que adoro,
como la línea que cruza el envés
de la rodilla, o la inclinada tangente
de la nuca. Amo las esferas
como albaricoques o ciruelas,
la bahía entre cuello y hombro,
los suaves arroyos del interior
de las muñecas y el esplendor
del Bósforo entre los muslos,
con Estambul al fondo y Asia,
detrás. Porque soy de letras
sé, que la oculta tentación
del geómetra es la geografía :
trazar las cartas marítimas
sobre una piel desconocida,
detenerse en la tensa
parábola del pezón,
marcar las coordenadas
y sus límites y saber del calor
tropical de sus puestos,
donde los pájaros blancos
surgen de los manglares
y alzan, cantando, el vuelo:
última magia de la simetría 

José Carlos Llop




domingo, 22 de mayo de 2016

Mahler






"... como si el mundo fuera nuevo ..."

TORO SALVAJE



Parece paradójico que la obra de un judío errante que se sentía apátrida y sin identidad definida, sea extraordinariamente original. Es precisamente el caso con Mahler. Los austríacos lo consideraban bohemio, a pesar de haber nacido en la Moravia austríaca; los bohemios, austríaco; los alemanes se referían a él como ‘el austríaco’ o ‘el judío’; los judíos lo veían como ‘el cristiano’, pues se convirtió a la fe católica. Y, sin embargo, la obra de Mahler no podría tener mayor identidad, no podría ser más original, no podría estar más definida. En fin, un genio absoluto y verdadero, como pocos han existido en la humanidad, y que, entre otras cosas, tuvo la virtud de exponer, como nadie, los secretos más íntimos del ser; y no sólo del ser humano, sino del ser universal (esse comune) y del Creador mismo (ipsum esse subsistens).
En suma, para muchos Gustav Mahler es un verdadero profeta del espíritu humano y del anima mundi. El incomparable Thomas Mann (Premio Nobel de literatura, 1929) se refirió a él en estos términos:

“el hombre que, como creo, expresa el arte de nuestro tiempo en su forma más profunda y sagrada”.

La octava sinfonía, compuesta en 1906, es conocida como sinfonía de los mil por la enorme cantidad de músicos, solistas y coros requeridos, que en realidad no son mil, sino tal vez doscientos, aunque para su estreno en Munich en 1910, bajo la dirección del autor, se emplearon mil treinta personas. De cualquier forma, salvo Berlioz, ningún compositor había requerido tales fuerzas. Esta obra, que dedicó a su mujer, consta de dos partes: el himno medieval Veni Creator Spiritus que data de la primera mitad del siglo IX, y el final de la segunda parte del Fausto de Goethe. Es una composición colosal en donde vuelve a incluir la voz humana, y en la que trabajó infatigablemente durante unos tres meses durante el verano de 1906. La consideraba una de sus máximas creaciones. En una carta fechada en agosto de ese año, Mahler escribe:

“He concluido mi Octava; es lo más grande que he hecho hasta ahora. Y tan peculiar en contenido y forma, que ni siquiera puede escribirse sobre eso. Imagínese que el Universo empieza a sonar y hacer música. No son ya voces humanas, sino planetas y voces que giran.”

Con ella Mahler abraza eternamente el universo y se postra ante la Divinidad, o, por qué no decirlo, se une a la Divinidad. Quien califique esta obra como producto de un espíritu perturbado y extravagante sólo demostrará su pequeñez y su nula comprensión. Esta música no tiene igual en el mundo entero. Es gigantesca, inmensa, como lo es el cosmos. Es una representación total y absoluta del universo. Es el triunfo del hombre. Está hecha para gloria del género humano. Ante ella, el auditor siente intensamente la fuerza del Creador y no puede más que terminar exhausto, apabullado, como si un huracán le hubiese cogido y sacudido, como si una incandescente luz le hubiese cegado. Esta tremenda obra nos muestra lo pequeño y grandioso que puede ser el hombre: diminuto ante Dios y enorme ante los hombres pequeños. Sin duda, la octava sinfonía debe considerarse como una de las obras artísticas más importantes de la humanidad. La dedicación a Alma se queda corta –si no es que francamente ridícula–. Más bien, esta sinfonía fue compuesta para el alma universal, producto del amor en su más alta expresión, en su grado supremo y omniabarcante, aquel amor que nada tiene que ver con el amor mundano. No es el amor del hombre lo que está en la octava sinfonía. No. Es el amor de Dios anunciado por medio de Mahler.






“Acabo de terminar mi octava sinfonía, que es lo más importante que he escrito hasta ahora. El contenido y la forma son tales que me seria imposible describíroslos. Imaginad el universo entero sonando y resonando. No se trata ya de voces humanas, sino de soles y planetas en plena rotación”, fue la forma en como el propio Gustav Mahler describió esta obra a su compañero Willen Mengelberg, en Agosto de 1906.
La Sinfonía N° 8 de Mahler es quizá la obra más luminosa, positivista y apasionada del autor, tal y como él lo admitió a su amigo Richard Specht en el año 1906: “Esta sinfonía es un don a la nación. Todas las precedentes sólo eran preludios para esta; mis otras obras son trágicas y subjetivas, ésta es una inmensa dispensadora de alegría”. Mahler no se equivocó, su momento llegó y en la era de El Sistema.
“Acabo de terminar mi octava sinfonía, que es lo más importante que he escrito hasta ahora. El contenido y la forma son tales que me seria imposible describíroslos. Imaginad el universo entero sonando y resonando. No se trata ya de voces humanas, sino de soles y planetas en plena rotación”, fue la forma en como el propio Gustav Mahler describió esta obra a su compañero Willen Mengelberg, en Agosto de 1906.
La Sinfonía N° 8 de Mahler es quizá la obra más luminosa, positivista y apasionada del autor, tal y como él lo admitió a su amigo Richard Specht en el año 1906: “Esta sinfonía es un don a la nación. Todas las precedentes sólo eran preludios para esta; mis otras obras son trágicas y subjetivas, ésta es una inmensa dispensadora de alegría”. Mahler no se equivocó, su momento llegó y en la era de El Sistema.
“Acabo de terminar mi octava sinfonía, que es lo más importante que he escrito hasta ahora. El contenido y la forma son tales que me seria imposible describíroslos. Imaginad el universo entero sonando y resonando. No se trata ya de voces humanas, sino de soles y planetas en plena rotación”, fue la forma en como el propio Gustav Mahler describió esta obra a su compañero Willen Mengelberg, en Agosto de 1906.
La Sinfonía N° 8 de Mahler es quizá la obra más luminosa, positivista y apasionada del autor, tal y como él lo admitió a su amigo Richard Specht en el año 1906: “Esta sinfonía es un don a la nación. Todas las precedentes sólo eran preludios para esta; mis otras obras son trágicas y subjetivas, ésta es una inmensa dispensadora de alegría”. Mahler no se equivocó, su momento llegó y en la era de El Sistema.

viernes, 20 de mayo de 2016

Cuando mi corazón se hizo a la mar






Trueco todas las luces de la costa
por un ribazo de urces moradas,
todas las maravillas por una flor.



Aún era joven cuando mi corazón se hizo a la mar.

El azul del deshielo, la malla de rocío,
el manantial y las cascadas
no calmaban mi sed.

Desde Estartit, el coraje de la ola
y las rosas de coral me llamaron
hacia el panal de oro de Erice
en el Levante de la aurora.

Desde Itaca me cortejó la sal fenicia,
el invento del cero,
la alegoría del cirsio griego,
donde las siete maravillas del hombre
alumbran como faros del promontorio.

Era muy joven, cuando creí
que todo el mar eras tú:
señuelo de la espuma y luz en el lagarto.

Dejé atrás
los cadenciosos ruidos de las artesanías,
la extensión de los granos mayores,
la nieve albar, que eran mi suelo.

Mi corazón, al fin, bajó,
¿Por qué morir de sed junto a la fuente?

Ahora en el trance de la espera
me asedia, como entonces, la belleza,
lo divino, otra vez.
Después de un infortunio de tormentas
y merodeo de islas bulliciosas
sé que la vuelta es el final del sueño.

Trueco todas las luces de la costa
por un ribazo de urces moradas,
todas las maravillas por una flor.

Un intercambio interno, la soledad,
me torna a la semilla
y pido
que el mar innumerable me devuelva
la nadadora luz
donde una estrella, por primera vez propia,
reconozca la proa del regreso.




Aún seré joven cuando mi corazón vuelva del mar.

Ángel Fierro, de "El andamiaje de los sueños".


Imágenes: Esculturas de Esperanza d'Ors, que ilustran este poemario.





lunes, 16 de mayo de 2016

Ancas de rana





Foto tomada de la red



Las ancas de rana son una especialidad culinaria en países como Francia, España, China, México, Portugal y Grecia. Su carne es de textura firme y suave.

En España se toman en distintas regiones, es un plato tradicional en Aragón y en León.

En La Bañeza (León), las preparan muy sabrosas, con cebolla, tomate, pimentón, ajo, perejil, guindilla y sal. A mi padre le encantaban.

Hace muchísimo que no comparto una receta. Y como este blog comenzó con la cocina de mi abuela y de mi madre, ellas lo inspiraron, os dejo una de sus recetas más sabrosas. Os recomiendo que miréis las otras, están buenísimas. Todas ellas guardan esos pequeños trucos que nunca olvido, sobre todo porque he visto el cariño con el que siempre han cocinado. Aprendí a cocinar solo mirándolas.

Nunca saben  las cantidades exactas, como mi madre me dice: "Como tú veas ..."
Y así os la dejo, al estilo de mi abuela y de mi madre:

Ingredientes:

Medio kilo de ancas de rana, (no es fácil encontrarlas frescas, se pueden comprar congeladas), 1 diente de ajo, una cebolla pequeña, una cucharada de harina (de café), pimentón (utilizo el de la Vera), medio vaso de vino blanco (tipo La Ina o Tío Pepe), guindilla, 1 hoja de laurel, aceite de oliva virgen y sal.
Para el caldo: 1 hueso pequeño de ternera y un trozo pequeño de gallina.

Para descongelarlas: descongelamos las ancas y las introducimos en leche durante al menos 4 horas para que su carne se ablande, las lavamos con agua y las escurrimos.

Preparación:

Preparamos el caldo y reservamos para el guiso.
En una cazuela (si es de barro mucho mejor) se pone aceite y se pocha la cebolla y el ajo picados. Una vez pochados, se añade el harina. Se rehoga. A continuación, añadimos guindilla (si nos gusta picante, un trocito solamente), el laurel y rehogamos nuevamente. Añadimos el vino y un poco del caldo que teníamos preparado.

Se añaden las ancas de rana y salamos. Las dejamos cinco minutos a fuego lento y ¡listas!
La salsa es de "toma pan y moja", exquisita.

Melosas, melosas, como acostumbra a decir mi madre ...



sábado, 14 de mayo de 2016

Ráptame




G. L. Bernini. El rapto de Proserpina (detalle)


"Así nacen los libros, en el amor,  así nacen los libros que nadie lee jamás, así Dios pone el libro en ti, antes de nacer, como un puñado de barro que se transformará en luz. Preguntan todos cómo se escribe un libro. Se acerca uno a Dios y se le dice: fecunda mi mente, entra en mi corazón y llévame lejos de los demás, ráptame. Así nacen los libros, así nacen los poetas.

Domandano tutti como si fa a scrivere un libro. Si va vicino a Dio e gli si dice: fecunda la mia mente, mettiti nel mio cuore e portami via degli altri, rapiscimi".

Alda Merini






miércoles, 11 de mayo de 2016

El amor en los tiempos de lluvia








Corren ríos menudos por la calle,
agua con torbellinos de hojas rotas. 
Un arce japonés se levanta, temblando
una canción de gotas por sus ramas,
y me paro en la brisa para ver
el arcear del arce, la esencia de las cosas
mojadas y despiertas.
Un mismo amor recorre los caminos:
Es la lluvia de siempre, pero yo soy distinta. 

Rocío Arana




Zerno Roli



Está cayendo ahora mismo 
una lluvia fina, mansa, sobre la plaza. 
Es una lluvia a la que no le ves 
la mala intención por ninguna parte, 
todo lo contrario, se diría que busca tu amistad, 
que te dice, no tengo más remedio 
que mojarte un poco, 
va en mi condición,
pero me gustaría que nos llevásemos bien.
Ya sé que esto puede parecer una locura,
ponerle no solo voz sino sentimientos a la lluvia, 
pero a mí es lo que me sugiere 
su presencia ahora mismo,
mientras la veo caer suave 
entre las farolas hacia el empedrado, 
y resbalar por mi rostro reflejado en el cristal.

Karmelo Iribarren 





sábado, 7 de mayo de 2016

La dádiva



Ojos que no ven
 lo que ver desean
 ¿qué verán que vean?

 Anónimo de Ms.1580 de la Biblioteca de Palacio



San Benito de Nursia (detalle de crucifixión con santos). Fra Angelico. Convento de S. Marcos. Florencia



La poesía es un misterio y también una verdad. Sin misterio ni verdad no hay poesía ...


Hoy me ha contado un amigo
que en un monasterio del norte
hay un benedictino enfermo
que, además de a la oración,
dedica sus horas a la lectura.
En las mañanas de invierno
surgen del bosque los jabalíes
e inauguran con paso lento
el blanco manto de nieve
caída bajo la memoria de la luna.
Entonces el monje abandona
el monasterio con una cesta
en los brazos, y les da de comer
como si fueran pájaros.
Luego regresa a su celda y lee,
pues los males que afligen su cuerpo
le impiden las tareas de su orden.
Y los jabalíes desaparecen
hasta la mañana siguiente.
Hoy me ha contado mi amigo
que este invierno, al pasar
junto a su celda entreabierta,
el monje tenía entre las manos
el último libro de versos míos.
De repente una luz distinta
ha iluminado mi casa:
he visto la celda benedictina,
la mole parda de los jabalíes
sobre la nieve, la mano
que les arroja una manzana,
la vida que puse por escrito,
ahí de pie, en un claro nevado.
Y las horas en que escribí ese libro
han adquirido un estado de gracia
no sé si inmerecido, pero sí distinto
y superior al que tuve a solas
mientras escribía sus versos.
Ése es el sentido de la poesía.
Y el mundo me ha parecido
un lugar generoso, sereno
y habitable, donde al alba
unos jabalíes hozan la nieve
virgen, y un hombre de oración
les arroja unas manzanas.
El aire tañe el silencio frío
entre las ramas de los árboles.
 
José Carlos Llop





jueves, 5 de mayo de 2016

La palabra infinito





Jacques Cancaret



Dame noche
las convenidas esperanzas,
dame no ya tu paz,
dame milagro.

Ida Vitale



Ivan Marchuk



La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa,
ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancias de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida?

Ida Vitale




martes, 3 de mayo de 2016

El amor no lo es todo ...






Man Ray




El amor no lo es todo: no es comida ni bebida
Ni sueño ni un techo sobre tu cabeza contra la lluvia;
Ni una tabla que flota para los hombres que se hunden
Y se alzan y se hunden y se alzan y vuelven a hundirse;
El amor no puede llenar de aire el pulmón herido
Ni limpiar la sangre ni soldar el hueso partido;
Aun así, en este instante en que te hablo
Muchos hombres se acercan a la muerte sólo por falta de amor.
Podría ser que en un momento difícil,
Atrapada en el dolor y suplicando ser liberada
O llevada por la necesidad más allá del poder de mi voluntad,
Vendiese yo tu amor por un poco de paz,
O cambiara la memoria de esta noche por comida.
Podría ser. Pero no creo que lo hiciera.

Edna St. Vincent Millay






lunes, 2 de mayo de 2016

¿Quieres algo de mí?





"Sería muy poco inteligente no reconocer
que hay virtudes más importantes 
que la inteligencia.”

Andrés Neumann.




Dennis Perrin



¿Quieres algo de mí? ¿Has llamado a mi puerta?

Dije sí al cansancio y dije sí al temor.
Dije sí a la más profunda pérdida de lo habitual y a la charla amable
bajo los pinos iluminados por el farolillo de noche.
Dije sí a los ojos siempre abiertos y a la extrañeza.
Y, ahora que lo sabes, dime, ¿quieres algo de mí?
¿Has sido tú, en realidad, quien ha llamado a mi puerta?

Pilar Ardón




domingo, 1 de mayo de 2016

La rosa







La rosa
que ven mis ojos
ahora
florece
en ti
desde siempre
y para siempre.

Silesius




Felicidades, mamá.
Felicidades a todas las madres.





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