Muchas veces
he preguntado
por el espesor de la nieve.
Masaoka Shiki
Vistió la noche, copo a copo,
pluma a pluma,
lo que fue llama y oro,
coto de malla del guerrero otoño
y ahora es reino de la blancura.
¿Qué hago yo, profanando, pisando
tan fragilísimo plumaje?
Y arranco con mis manos
un puñado, un pichón de nieve,
y con amor, y con delicadeza y con ternura
lo acaricio, lo acuno, lo protejo.
Para que no llore de frío.
José Hierro
Adagio para cuerdas, Samuel Barber
6 comentarios:
Hay momentos en que pisar la nieve semeja una osadía, un delito ecológico, una violación de la belleza que se presenta ante nosotros. Es hermoso levantarse una mañana y verla incólume, impoluta, tenemos una visión maravillosa, entonces rogamos que no se muera de frío.
Me ha encantado.
Nadie debería llorar de frío.
Besos.
Creo, por lo que dices, que la conoces. Cuando falta, se la echa de menos. Recuerdo las nevadas de antaño en la ciudad. El otro día comenzó a nevar con copos gruesos, grandes, no habituales ya, y todos asomados a la ventana mirando, pero duró muy poco y comenzó a llover.
Este poema es muy tierno.
En fin, tango ganas de nieve, es tan necesaria ... y es una visión maravillosa, es cierto lo que dices :)
Un beso, Ilduara.
No, nadie debería llorar de frío; me gusta el frío seco, invierno frío, verano caluroso. Así, sin medias tintas. Este copo no llora, seguro que está en "su salsa" cuando llega, pero es bonito lo que sugiere el poema.
¡Un beso, linda!
¡Qué belleza de poema!!
Es precioso, como la nieve; mis hijos están deseando ver nevar... pero parece que este año se resiste. Está haciendo un invierno muy liviano, ni siquiera en la sierra ha nevado, ni siquiera ha helado.
La música es ... Gracias
Siempre coincidimos en gustos poéticos.
Me alegro.
Nada, este año se resiste. Parece otoño.
¡Un beso, Maite!
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