Perla Fuertes
Ha llegado la hora de matar al dragón,
de acabar para siempre con el monstruo
de las fauces terribles y los ojos de fuego.
Hay que matar a este dragón y a todos
los que a su alrededor se reproducen.
Al dragón de la culpa y al dragón del espanto,
al del remordimiento estéril, al del odio,
al que devora siempre la esperanza,
al del miedo, al del frío, al de la angustia.
Hay que matar también al que nos tiene
aplastados de bruces contra el suelo,
inmóviles, cobardes, desarraigados, rotos.
Que la sangre de todos
inunde cada parte de esta casa
hasta que nos alcance la cintura.
Y cuando ese montón de monstruos sea
sólo un montón de vísceras y ojos
abiertos al vacío, al fin podremos,
trepar y encaramarnos sobre ellos,
llegar a las ventanas, abrirlas o romperlas,
dejar que entren la luz, la lluvia, el viento
y todo lo que estaba retenido
detrás de los cristales.
Amalia Bautista, Matar al dragón
6 comentarios:
Matemos al dragon
a ese gran tragon
de nuestros miedos y alegrias
recuperando de una vez por todas
el placer de hacer lo que uno quiere.
Sí, Chaly, es bueno matarlo, el miedo, la desesperanza, la angustia, el frío, el desarraigo ... no siempre se consigue, pero lo importante es no dejar de intentarlo, la actitud.
Es bueno querer lo que uno hace, en circunstancias adversas o no, y no dejarse arrastrar por este dragón de fauces terribles.
Un abrazo, Chaly. Encantada de conocerte.
El dragón lee el poema y ríe sin parar.
Besos.
Me callo.
Un beso, Toro. ¡Feliz tarde!
El dragón lee el "Me callo" y ríe sin parar.
Besos.
¡Puaj!, ¡fuera lagartija! Así, que espabile ...
Un beso, Toro.
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