John White Alexander
Deja que la luz del atardecer
brille por las grietas del establo, que ascienda
por los fardos de heno a medida que el sol baja.
Deja que el grillo comience su rasgueo
igual que una mujer sus labores de aguja
y estambre. Deja que venga la noche.
Deja que el rocío se acumule en la azada abandonada
en la hierba crecida. Que aparezcan las estrellas
y la luna descubra su cuerno de plata.
Deja que el zorro retorne a su guarida arenosa.
Que el viento amaine. Que que el cobertizo se oscurezca.
Deja que caiga la noche.
A la botella en la zanja, a la pala
en la avena, al aire en el pulmón,
que venga la noche.
Deja que venga como sea, y no
temas. Dios no nos deja
sin consuelo, deja que venga la noche.
Jane Kenyon
4 comentarios:
Deja que caiga la noche y se diezmen las tristezas.
Ilduara.
Sí, es tantas veces sanadora ¿verdad?
Un beso, IIduara.
Si la noche trae paz es bella.
Besos.
:)
Sí, así es.
Un beso, linda.
Feliz semana.
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