La clef des champs (La llave del campo), 1936. René Magritte.
"No todo Magritte tiene que ser explicable".
J. M. Goicoechea
Yo creo que cada uno puede darle su propia explicación. Esa es la ventaja del surrealismo.
«Lo esencial era eliminar la diferencia entre lo que se ve desde fuera de la ventana y lo que se ve desde dentro», escribía Magritte en 1934.
L´Empire des Lumieres I (El imperio de la luz)
"Escuchamos los latidos del corazón de los árboles antes que los del hombre”.
”Un lugar nocturno bajo un cielo luminoso. En El imperio de las luces plasmé diversas ideas: un paisaje nocturno y un cielo tal como lo vemos de día. El paisaje lo asociamos con la noche y el cielo con el día. Yo creo que esta simultaneidad del día y de la noche tiene el poder de asombrarnos y cautivarnos. A este poder lo llamo poesía”.
Para Magritte la pintura debe ser poesía, y a su vez la poesía debe evocar el misterio. A la manera del pensamiento de Heidegger, para Magritte, el misterio es inherente a la esencia de la verdad. Por eso, lo que él intentó hacer en sus pinturas fue el de suscitar en el espectador la intuición de lo oculto: detrás de un objeto pintado siempre ocultaba otro. De esta manera, al ejercicio de la pintura se superpone un ejercicio del pensamiento.
En una entrevista realizada en 1967, el pintor belga resumió su concepción global de la alianza que proponía entre misterio y poesía:
“existe el misterio porque la imagen poética posee una realidad. Dado que el ’pensamiento inspirado’ imagina un orden que relaciona las figuras de lo visible, la imagen poética posee el mismo género de realidad que la del universo. ¿Por qué? Porque debe responder al interés que por naturaleza sentimos por lo desconocido. Si se piensa en ‘universo’, se está pensando en lo desconocido, su realidad es desconocida. De esta forma creo lo desconocido a partir de cosas conocidas".