Robert Hope
Lo más raro, después de todo,
no es morirse. Es
no haber podido terminar
el dobladillo de la saya
que dejamos sobre la mesa,
oh, qué confiados.
no es morirse. Es
no haber podido terminar
el dobladillo de la saya
que dejamos sobre la mesa,
oh, qué confiados.
Fina García Marruz, de El instante raro
2 comentarios:
Qué fuerte!!!
La imprevisibilidad de la muerte.
Buen poema.
Besos.
Sí.
Es que todavía me dura la risa, me imagino la escena de Justiniano... jajaja...
Besos, Toro.
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