sábado, 3 de octubre de 2015

Eso es y no más




«Yo os digo: Pedid y se os dará;
 buscad y hallaréis;
 llamad y se os abrirá»
 (Lc 11,9).





La oración es un verdadero descanso.

San Francisco de Asís


Lo que es el hombre delante de Dios, eso es, y no más.

San Francisco de Asís.


Feliz día de san Francisco de Asís.
Paz y Bien.
 
 
 
 

 
 
 
Qué gran dulzura ver cómo renace
Humildemente el amor en mí.
Qué gran dulzura ver que no estoy solo,
que formo parte de una inmensa vida
que resplandece a mi alrededor,
regalo suyo, de su inmenso amor.

Nos da el cielo, las claras estrellas,
el Sol hermano y la hermana Luna,
la madre Tierra con frutos, prados, flores,
el fuego, el viento, aire y agua pura,
fuente de vida de sus criaturas.
Regalo suyo, de su inmenso amor.
Regalo suyo, de su inmenso amor.

 
San Francisco de Asís, Dulce sentir
 


 
 

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Lo de orar siempre lo he visto como el grito desesperado cuando ya la razón no encuentra solución, claro, eso es visto desde mi punto de vista, desde el agnosticismo.

Supongo que para quienes creen la oración es otra cosa.

Besos.

Anónimo dijo...

Los seres humanos son el hilo conductor de mi vida, mi razón está incapacitada para ir más allá y la fe no me fue otorgada.

Ilduara.

Rosa dijo...

¡Hola, Toro!

La oración continuada proporciona paz, sosiego y descanso. Pero cada persona se puede dirigir a Dios como le salga. Hay oraciones, salmos que son un grito de dolor. Más que lo que nosotros le vayamos a decir, que Él ya lo sabe, conoce nuestra alma perfectamente, es "escuchar" lo que Él nos dice en nuestro corazón.

Con oraciones formales o simplemente hablar con Él, con la seguridad de que siempre somos escuchados, y personalmente, cada uno de nosotros.
Toda oración es recibida. A orar se aprende orando, el Señor nos va dando lo que necesitamos. Podemos tener total confianza.

Un beso, querido Toro. Que tengas un buen domingo.

Rosa dijo...

¡Hola Ilduara!

Sí, es cierto, la fe es un don, en realidad solo sabemos que existe, poco sabemos más. Dice san Francisco que el hombre es lo que es ante Dios, no más. Solo Él nos conoce hasta el fondo.

Los seres humanos, nuestros semejantes, también nos pueden conducir hacia Él. No existen reglas fijas. Tratar de explicar a Dios es, cuando menos, soberbio. Sin embargo Él se reveló en Jesucristo. Para un cristiano la guía es el Evangelio.
Tienes mucha espiritualidad, se nota en tus comentarios. Dios siempre está al lado. La fe puede aparecer como un huracán o poco a poco, como una brisa suave que va impregnando el alma.

Un beso, querida Ilduara. Gracias por tus comentarios. A mí me ayudan.

Amapola Azzul dijo...

Sentir amor siempre es dulce.
Besos.

Rosa dijo...

:) Sí, muy dulce.

Un beso y buen comienzo de semana, linda.

Maite dijo...

Buenas tardes, Rosa:
Y feliz día del docente(he leído en uno de tus coemntarios que eres profesora.
Te paso este poema de Gabriela Mistral que me ha llegado hoy. Quizás ya lo hayas leído.
Gracias por tus aportaciones. Besos

La Oración de la Maestra

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.


Rosa dijo...

Qué bonito, Maite.
No, no lo había leído. Te lo agradezco mucho.
Me parece preciosa.
Digo, amén, no puede ser más acertada.

Un beso grande, Maite, y muchas gracias a ti.
Que tengas una semana muy feliz.

Amapola Azzul dijo...

Gracias. Igualmente.
Bs.

Rosa dijo...

Un beso, linda :)

Amapola Azzul dijo...

No se si salió ese comentario.
Besos.

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