domingo, 10 de febrero de 2013

Noche estrellada




 Vincent van Gogh. Noche estrellada, 1889


“Cuando siento una terrible necesidad de religión, salgo de noche para pintar las estrellas”.

Vincent van Gogh






Este gran maestro de la pintura tuvo una vida llena de fracasos. Su carácter inestable se iba alimentando de todo aquello que el pintor no conseguía: trabajos frustrados, desamores, ataques epilépticos, un acercamiento a la religión sin éxito, etc. Todo esto, unido a su fracaso como pintor, aumentó su soledad y desánimo.

Pero su angustia encontraba una vía de escape en la pintura, y aunque no reconocieran su trabajo, no abandonó esta habilidad innata para pintar emociones. Es así como aquel que entonces consideraban un loco, se convirtió en un genio. Su estilo, absolutamente personal, es pura fuerza expresiva. Sólo un genio loco como él, con una vida como la suya, es capaz de dejarse llevar por su obra y mostrar su mundo interior de una forma tan sugerente. Él lo conseguía continuamente, y La noche estrellada es un claro ejemplo.

Este paisaje nocturno fue pintado en 1889 en el sanatorio de Saint-Rémy (Provenza), donde Van Gogh fue ingresado por sus ataques de epilepsia, un año antes de que se suicidara.

A diferencia de sus otras obras, este paisaje no fue pintado al aire libre, sino desde la habitación del sanatorio, dónde sólo podía ver el cielo a través de una pequeña ventana. En tan extrema situación, extrajo de su interior esta escena, en la cual la naturaleza estalla, despliega su energía y exhibe todo su esplendor.
En abril de 1888, escribe a su hermano Théo: "Necesito una noche estrellada con cipreses o, tal vez, por encima de un campo de trigo maduro". En junio, confía al pintor Emile Bernard: "Pero, cuándo haré el Cielo estrellado, ese cuadro que siempre me preocupa" y, en septiembre, evoca el mismo tema en una carta a su hermana: "Con frecuencia me parece que la noche está aún más ricamente coloreada que el día".



6 comentarios:

Ars Vitae dijo...

"Con frecuencia me parece que la noche está aún más ricamente coloreada que el día".

Eso lo dijo porque no vivía en España. Si hubiese visto algunos cielos multicolores que se dan aquí, no habría tenido colores en su paleta para poder poder reflejarlos.

Gracias por la entrada, amiga.

Rosa dijo...

Tienes razón en lo que dices, aunque la noche puede ser también muy luminosa, para él lo fue, para mí, a veces, también lo es.

Un beso, querida amiga.

Clo dijo...

Me encanta este cuadro, y me ha sobrecogido saber que lo pintó sin verlo. Fue un genio, uno loco, como tantos, pero su pintura es de las más personales. y bellas. Me gusta mucho Van Gogh.

Clarissa Rodriguez dijo...

La pintura de Vincent van Gogh es muy particular, muy reconocible porque parecen pinceladas arrancadas del alma.
En este cuadro se representa con mucha fuerza la luz y las estrella. Las pequeñas casitas de la aldea tienen sus luces encendidas, iluminadas con el amarillo brillante... pero la iglesia permanece a oscuras...

Rosa dijo...

Es inconfundible, un artista en transmitir emociones con el color y las formas. Como todo genio se adelantó a los movimientos pictóricos posteriores.

Me alegro de que te guste.

Gracias, Clo, un beso.

Rosa dijo...

Sí, se ve que es una noche tranquila, ya que en la ciudad hay pocas luces y poco movimiento. Se centró más en el cielo que en la ciudad. Los cipreses y la torre de la glesia, lo más oscuro, dan profundidad al cielo. Está muy estuiada la composición.

Hay muchas interpretaciones posibles y para todos los gustos: regreso de Vincent a sus convicciones religiosas de juventud, o como sacralización de la naturaleza, que así queda deificada. Otros excluyen la interpretación religiosa, pero no niegan que van Gogh pretenda expresar sentimientos relacionados con lo eterno, lo cósmico.

Lo importante es que siempre nos emociona.

Un beso fuerte, Clarissa.

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