Los pueblos anglosajones y escandinavos, consideraban el caracol como un bicho despreciable, y comerlos una bárbara costumbre de los pueblos del sur. Apicius, el insigne gastrónomo de la vieja Roma, engordaba caracoles con leche y flor de harina, siendo considerados entonces como un manjar sublime que hacia las delicias de los festines romanos, creándose granjas especializadas donde también engordaban su carne misteriosa, casi divina, con vino y salvado.
En la Edad Media fue estimado plato durante la Cuaresma.
Para su preparación hay que atenerse a una regla de oro guardada en el siguiente refrán:
"caracoles sin picante, no hay quien los aguante".
Una receta que mi madre preparaba de vez en cuando, porque es un poco dificultosa
Al principio no queríamos probarlos, pero ella insistía y, al final, lo consiguió, ¡nos encantaban!
Ingredientes:
3 kg. de caracoles (se pueden utilizar envasados, ya limpios, pero el sabor no es el mismo, aunque evitamos todo el proceso de limpieza), 1 kg. de carne de aguja de ternera cortada en tacos, 3 dientes de ajo, 1 cebolla, pimienta negra molida, pimentón (si es de la Vera, mejor), vino blanco, perejil, 2 hojas de laurel, guindilla (si lo queremos un poco picante), 2 ó 3 huevos, sal y aceite de oliva.
Limpieza de los caracoles
Se dejan dos o tres días metidos en una malla con serrín (no es necesario este paso, pues también quedan limpios con el proceso siguiente).
Se dejan con sal, vinagre y agua durante aproximadamente una hora para que suelten la baba.
Se coloca una cazuela en el fuego con agua y se echan los caracoles. Cuando empieza a hervir, si el agua está verde (que lo está), se cambia el agua hasta que aparezca blanca (con dos aguas suele ser suficiente).
Preparación
Previamente a la limpieza de los caracoles, guisamos la carne.
En una cazuela con aceite se ponen los ajos y la cebolla picados. Se rehoga y se deja pochar. Añadimos la carne muy picadita. Salamos.
Salteamos la carne para que selle y ponemos el pimentón. Removemos y añadimos la pimienta, vino blanco, perejil picado, el laurel y la guindilla (al gusto).
Se deja guisar a fuego lento.
Cuando la carne está guisada, añadimos los caracoles. Se rehoga y se dejan 5 minutos al fuego. Batimos 2 ó 3 huevos y los añadimos a la salsa.
Rectificamos de sal si es necesario.
Cocemos 1/4 de hora todo junto para que el huevo impregne la salsa y los caracoles por dentro.
¡Deliciosos!