sábado, 3 de febrero de 2024

Comedietas





Si existen los ángeles
no creo que lean
nuestras novelas
sobre ilusiones perdidas.

Me temo -por desgracia-
que tampoco nuestros versos
quejándonos del mundo.

Los espasmos y los gritos
de nuestras obras teatrales
deben -sospecho-
impacientarlos.

Al fin de su jornada
angelical, o sea inhumana,
ven sobre todo
nuestras comedias
de la época del cine mudo.

Más que a los lamentadores,
rasgadores de vestiduras,
y rechinadores de dientes,
valoran -según creo-
a ese infeliz
que agarra de la peluca al que se ahoga
o que por hambre se deleita
con sus propias agujetas.

De la cintura hacia arriba, pechera y aspiraciones,
más abajo, un ratón aterrado
en las piernas del pantalón.
Eso sí
que debe hacerles mucha gracia.

En una persecución en círculo
el que persigue se convierte en perseguido.
La luz en el túnel
resulta ser el ojo de un tigre.
Cien catástrofes
son cien graciosas cabriolas
al borde de cien precipicios.

Si existen los ángeles .
debería -espero-
llegar a convencerlos
esa hilaridad que se alimenta del espanto,
sin siquiera gritar ¡socorro!,
porque todo sucede en silencio.

Me atrevo a suponer
que aplauden con las alas
y de sus ojos brotan lágrimas
cuando menos de risa.

Wislawa Szymborska, Fin y principio, traducción de Gerardo Beltrán



A. Vivaldi - Piccolo Concerto in C major (RV443)






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