En la suma de días indistintos
que la vida da al hombre, acaso hay uno
en que el destino, trágico y hermoso,
pasa por nuestro lado y el azar manifiesta
una insólita luz, un desusado
fulgor inconfundible.
Pero no has de dudar. Ten el coraje,
cuando llegue el momento,
de abandonar las cosas con que siempre
te engañó la costumbre, y sube pronto
a ese carro de fuego.
Poco dura
el milagro.
Después, si te negaras
a partir, sólo noche
merecerás. Y nunca, aunque quisieras,
podrás comprar la luz que despreciaste.
Eloy Sánchez Rosillo, de Hilo de oro
Qué bonito. Besos.
ResponderEliminarLa felicidad depende de asir el azar.
ResponderEliminarQue difícil resulta a veces!.
Ilduara.
Que belleza. Con razón decía san Agustín "Temo a Dios que pasa".
ResponderEliminarUn abrazo
:)
ResponderEliminarUn beso, linda.
ResponderEliminarCuando esto sucede:
...manifiesta
una insólita luz, un desusado
fulgor inconfundible.
Pero no has de dudar. Ten el coraje,
cuando llegue el momento,
de abandonar las cosas con que siempre
te engañó la costumbre, y sube pronto
a ese carro de fuego.
Me parece precioso lo que dice. Más que azar, le llamaría gracia, pura gracia. Los "pequeños milagros cotidianos". Suceden y son un regalo.
Un beso, querida Ilduara. ¡Gracias!
Me encanta.
ResponderEliminarSan Agustín, querido san Agustín.
Un beso, querida amiga.