viernes, 12 de abril de 2024

Remueve...






“Remueve la memoria
un antiguo perfume, 
un olor que no cambia”. 

José Luis Morante



Stile Antico canta Tallis: Miserere nostri, Domine




miércoles, 10 de abril de 2024

...

 


 

"Sólo las letras antiguas curan la sarna moderna".

Nicolás Gómez Dávila



Bach: Brandenburg Concerto No. 4




domingo, 7 de abril de 2024

Pájaros

 






Es increíble que no nos sorprenda el vuelo de un pájaro.

Dionisia García

**

Los pájaros esparcen el cielo. 

Isabel Mellado

**

Para instinto artístico, el de los pájaros.

Manuel Neila






miércoles, 3 de abril de 2024

...

 



Tal vez tu eternidad,
vuelta luz, por los ojos se nos entre.
Y de tanto mirarte, nos salvemos

Pedro Salinas





Johannes Brahms: Sinfonía No. 4
Klaus Mäkelä



domingo, 31 de marzo de 2024

¡Feliz Pascua de Resurrección!

 


Las Marías en la tumba, Fray Angélico


"Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron..."

(Mc. 16, 6)


Resurrección de Cristo, Fray Angélico


La piedra está movida...

Únicamente la aparición de Jesús de Nazaret, el Hijo del Padre hecho hombre, su vida, su muerte y su resurrección iluminan definitivamente el misterio de nuestra muerte.



QUERÍA escribir un poema triunfante,
expresión de este gozo de la Pascua,
que fuera lluvia de lirios, retumbo de tambores,
canto de querubines, hombres, pájaros, ballenas,
repique de campanas, la alegría misma hecha poema.
Pero tras el Pregón Pascual de la Vigilia,
que escuché ayer con ojos nuevos,
otro canto a la resurrección se hace superfluo.
El ‘exulten!’ resuena en los coros de los ángeles
y en cada esquina recóndita de la tierra,
y en las voces de los hombres que recuerdan
   las promesas.
Le canta a la culpa dichosa que ha traído el perdón
y a la noche —’día’ y ‘santa’ y ‘feliz’ la llama—,
la única presente en el principal evento de la
    historia.
Festeja la libertad, la inocencia recobrada,
el espanto del odio, la culpa, la tristeza.
Y por si fuera poco —no le falta finura a ese
     poema—
es todo un himno a las abejas, abejas-madre, dice,
qué belleza. Y al fuego y a la luz que se esparce
y no mengua. Y aún más, es festejo de las nupcias
de lo humano y lo divino, que no separa la muerte.
La copa del pregón rebosa ya acción de gracias
     y loas
y en medio de tantos versos solo se abre una
     plegaria,
la más pura poesía: que esta luz del cirio se una
a las estrellas del cielo y que el lucero matutino
que no conoce ocaso la encuentre ardiendo.
Y cuando no parece que quepa más contento,
¡una metáfora!
el lucero del alba, brillo sereno, es Cristo
¡y un colofón!
que vive y reina por los siglos de los siglos.
(Amén.)


Marcela Duque, Bello es el riesgo



Lorenzo Perosi – La risurrezione di Cristo




sábado, 30 de marzo de 2024

viernes, 29 de marzo de 2024

Viernes Santo: "Las golondrinas del Señor"

 



Se dice en un viejo cuento
que, al rendir el Salvador
su dulce frente al dolor
de su amargo sufrimiento,
como se rinde una flor
que troncha al pasar el viento;
cantando a la cruz llegaron
unas cuantas golondrinas,
y dulcemente arrancaron
las zarzas y las espinas
que los sayones clavaron
sobre las sienes divinas…

Y al ver hoy estas edades
llenas de vanas torpezas,
y de míseras ruindades
y mentirosas grandezas,
pregunto yo, con dolor,
si el mundo falso y traidor,
al irse las golondrinas,
no ha vuelto a llenar de espinas
la frente del Salvador…

De espinas, sí, de rencores;
de ingratos apartamientos,
de hipócritas fingimientos;
de mentirosos amores;
espinas, más engañosas
porque se ocultan en rosas
de mil fingidas virtudes;
espinas de ingratitudes
que son las más dolorosas…

¡Que no hay puñal que taladre
con tanta fuerza y dolor
como la espina que a un padre
le clava un hijo traidor…!
Así el mundo pecador
hiere las sienes divinas
del Divino Redentor…

¿Y no habrá ya golondrinas
para arrancar las espinas
de la frente del Señor?
Sí: en esta Casa han oído
unas almas tus querellas;
esta Casa que ha seguido,
como una esclava, tus huellas,
quiere, Señor, ser un nido
de golondrinas de aquellas…

Mientras el mundo, burlando
vaya en tu frente clavando
sus zarzas y sus espinas
¡nosotras, tus golondrinas,
te las iremos quitando!
Tendrás por cada escondido
puñal que tu pecho clava,
un pecho de pena herido;
un amor por cada olvido;
por cada ingrato una esclava;
por cada abandono un nido;
un bien por cada dolor;
por cada infiel pecador
un alma buena y cristiana;
y una lágrima de amor
por cada risa mundana.

Y así, cada golondrina,
tus heridas al curar,
sabrá, Señor, despertar
en tu alma grande y divina,
tanto amor… ¡que aun va a sobrar
amor para perdonar
al que te clave la espina!

José María Pemán


J. S. Bach: Pasión según San Mateo, BWV 244




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